Según esta historia, un tal Robert Petrick, sospechoso de haber asesinado a su mujer, habría estado buscando en Google palabras como “cuello”, “partir”, “romper” o “agarrar”, además de haber buscado información sobre corrientes, rampas de acceso, etc. sobre un lago cercano donde desapareció su esposa.

Independientemente del lamentable suceso, no deja de ser curioso el uso de las búsquedas en Google como evidencia en un juicio.

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